martes, 17 de junio de 2008

lunes, 28 de enero de 2008

martes, 8 de enero de 2008

Había una vez un lugar...

Hay un lugar sin nombre, sin un nombre que se pueda decir con palabras o que podamos entender con el intelecto.

Este lugar existe desde el comienzo de todos los tiempos...

Éste es un mundo de sonidos, olores, texturas, colores y formas que no le pertenecían a nadie. Su sabiduría es tal, que se bastan a sí mismos; se mezclan, mutan y sus vínculos crean todo lo más puro y hermoso que podamos imaginar.

Tienen vida propia.

El hombre, poco a poco, logró ir descubriéndolos, y ellos fueron dejándose ver, prestándose para esa búsqueda.

El tiempo pasó, y cada uno fue utilizado de tantas formas como hombres han pasado por este mundo, pero aún se cubren con un velo.

De ese amplio universo, sólo llegamos a vislumbrar algunas estrellas.

Por eso existen, por eso pertenecen a ese lugar al que, aunque no podamos llegar, nos es permitido alcanzar su reflejo.


Un lugar, un tiempo, un reflejo.

lunes, 7 de enero de 2008

DICOTOMÍA INCRUENTA

Siempre llega a mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.


Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.






Oliverio Girondo

martes, 1 de enero de 2008

1.964


I

Ya no es mágico el mundo.

Te han dejado.

Ya no compartirás la clara luna

ni los lentos jardines: Ya no hay una luna que no sea espejo del pasado,

cristal de soledad, sol de agonías.

Adiós las mutuas manos y las sienes que acercaba el amor.

Hoy sólo tienes la fiel memoria y los desiertos días.

Nadie pierde (repites vanamente) sino lo que no tiene

y no ha tenido nunca,

pero no basta ser valiente para aprender el arte del olvido.

Un símbolo, una rosa, te desgarra y te puede matar una guitarra.


II

Ya no seré feliz.

Tal vez no importa.

Hay tantas otras cosas en el mundo;

un instante cualquiera es más profundo y diverso que el mar.

La vida es corta y aunque las horas son tan largas,

una oscura maravilla nos acecha,

la muerte, ese otro mar, esa otra flecha que nos libra del sol y de la luna y del amor.

La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada;

lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo me queda el goce de estar triste,

esa vana costumbre que me inclina al Sur,

a cierta puerta,

a cierta esquina.





J.L. Borges