miércoles, 26 de diciembre de 2007

domingo, 2 de diciembre de 2007

(Ophelia -- Millais)









EL ADIÓS















Recogí esta brizna en la nieve







Recuerda aquel otoño







En breve







No nos veremos más







Yo muero







Olor del tiempo brizna leve







Recuerda siempre que te espero



























Guillaume Apollinaire







lunes, 19 de noviembre de 2007

HE EJECUTADO UN ACTO IRREPARABLE,



HE ESTABLECIDO UN VÍNCULO.
J.L. Borges

sábado, 17 de noviembre de 2007

SHINTO

Cuando nos anonada la desdicha,

durante un segundo nos salvan

las aventuras ínfimas

de la atención o de la memoria:

el sabor de una fruta, el sabor del agua,

esa cara que un sueño nos devuelve,

los primeros jazmines de noviembre,

el anhelo infinito de la brújula,

un libro que creíamos perdido,

el pulso de un hexámetro,

la breve llave que nos abre una casa,

el olor de una biblioteca o del sándalo,

el nombre antiguo de una calle,

los colores de un mapa,

una etimología imprevista,

la lisura de la uña limada,

la fecha que buscábamos,

contar las doce campanadas oscuras,

un brusco dolor físico.





Ocho millones son las divinidades del Shinto
que viajan por la tierra, secretas.
Esos modestos númenes nos tocan,
nos tocan y nos dejan.




J.L. Borges

viernes, 9 de noviembre de 2007

Me pareció que sería interesante comentar acerca de la vida de los autores que voy citando... como para tener también una reseña sobre ellos.

Son datos, interesantes quizás... su obra habla por ellos. De todas formas, aquí va.






LEÓN FELIPE (1884-1968)









León Felipe es el seudónimo que utilizaba, su nombre era Felipe Camino Galicia de la Rosa.

Nació en 1884, en Tabara, Zamora (España).

Estudió para ser farmacéutico, se recibió y ejerció la profesión un tiempo... pero renunció muy pronto a esa vida que él consideraba monótona y en cierto sentido privilegiada, para ejercer su libertad. Por lo que en su juventud recorrió España enrolado como actor de una compañía ambulante. Más tarde, fué apresado por desfalco y pasó tres años en la cárcel.


Se unió con una chica peruana, llamada Irene Lambarri y se radicó con ella en Barcelona, pero al poco tiempo, se separaron y León decidió ir a Madrid, probablemente con la idea de dedicarse por completo a la poesía. Allí vivió una vida totalmente sumergida en la pobreza.

Versos y oraciones de caminante es su primer libro de poemas (años después titularía un poema: Versos y blasfemias de caminante) que publicó en 1920. Pero siguiendo la premonición del título y de su auténtico apellido, tardó poco en iniciar sus caminos fuera de España: solicitó un empleo en los hospitales de Guinea y se embarcó para la isla de Elobey. Allí permaneció tres años para volver a España por poco tiempo y embarcarse hacia América (especificamente a México).

En México se dedicó a la enseñanza. Aquí conoció a Berta Gamboa (también profesora) con quién se casó.En esta época es cuando publicó el segundo tomo de sus Versos y oraciones del caminante, con el mismo estilo sencillo y severo del primero. El matrimonio se fué a vivir a Norteamérica, donde tradujo a Waldo Frank y a Walt Whitman y escribió un largo poema titulado Drop a star (1933).

Al estallar la guerra civil española en 1936 volvió a su tierra, totalmente identificado con el gobierno republicano y constitucional amenazado entonces por el levantamiento militar del general Franco. Su experiencia es desgarradora. En 1938 huye del bando nacional y se exilia definitivamente en México.De esta época son son los libros más proféticos y apasionados del autor: La insignia (1936), El payaso de las bofetadas (1938) y Pescador de caña (1938).

Afincado en México, escribió allí Español del éxodo y del llanto (1939), El gran responsable (1940), El poeta prometeico (1942), Ganarás la luz (1942), Parábola y poesía (1944), Llamadme publicano (1950), El ciervo (1954) y Oh este viejo y roto violín (1968). A su muerte, el gobierno mexicano erigió en su memoria un monumento en la capital azteca.

Muere en México en el año 1968.

Este poeta fué siempre fiel a su propia palabra: "El poeta habla desde el nivel exacto del hombre".

OBRAS DE LEON FELIPE:

Versos y oraciones de Caminante I (1919-20)

Versos y oraciones de Caminante II (1929)

Drop a Star (1933)

La insignia (1936)

El payaso de las bofetadas (1938)

Pescador de caña (1938)

El hacha (1939)

Español del éxodo y el llanto (1939)

El gran responsable (1940)

Ganarás la luz (1942)

España e hispanidad (1947)

Llamadme publicano (1950)

El ciervo (1954)

Oh, este viejo y roto violín (1968)

Antología Rota

Me ayudaron a realizar esta pequeña biografía las siguientes páginas y libros:

Biografía, poesía y destino

(El poeta prometeico - Ganarás la luz - 1942)

El poeta cuenta su vida primero a los hombres; después,

cuando los hombres se duermen, a los pájaros;

más tarde, cuando los pájaros se van, se la cuenta a los

árboles...

Luego pasa el Viento y hay un murmullo de frondas.

Todo lo cual se puede traducir también de esta manera:

Lo que cuento a los hombres está lleno de orgullo;

lo que cuento a los pájaros, de música;

lo que cuento a los árboles, de llanto.

Y todo es una canción compuesta para el Viento,

de la cual, después, este desmemoriado y único espectador

apenas podrá recordar unas palabras.

Pero estas palabras que recuerde son las que no olvidan

nunca las piedras.

Lo que cuenta el poeta a las piedras está lleno de eternidad.

Y ésta es la canción del Destino, que tampoco olvidan las

estrellas.

León Felipe


(Escher)
Lo incompatible.
Tan detrás,
como tras un telón,
el tí mismo,
observando mientras haces
de la vida remedos,
superfluos y mal
ordenados cambios, disfrazar voces,
desfigurar tu vista,
el tí mismo,
como un lugar, borde de tí,
para cuando es noche cerrada,
ni luz de candil,
amarillenta, amarillenta luz de lémures,
y oirlo resonar:
"Te tocó, igual que a todos,
sentirse separado de lo que eres,
vivir inconexo";
ese yo,
no indulgente, tampoco censor,
tampoco dispuesto a arroparte
cuando el candil agotóse,
y del que queda
sólo la palabra: Yo,
y tu conformidad, paria
aguardando hasta que los elementos
de su cuerpo se disocien,
y no más alucinaciones,
no más lo incompatible.
Alberto Girri

jueves, 8 de noviembre de 2007



(N. Roerich. Krishna)

En la noche terrible, substancia natural de todas las noches,

en la noche de insomnio, substancia natural de todas mis noches,

recuerdo, velando en una incómoda modorra,

recuerdo lo que hice y lo que podía haber hecho en la vida.

Recuerdo, y una angustia

se esparce por mi todo como un frío del cuerpo o un miedo.

Lo irreparable de mi pasado - ¡ése sí que es el cadáver!

Todos los demás cadáveres puede que sean ilusión.

Todos los muertos puede que estén vivos en otro lugar.

Todos mis propios momentos pasados puede que existan

en algún lugar,

en la ilusión del espacio y del tiempo,

en la falsedad del devenir.

Pero lo que no fuí, lo que no hice, lo que ni siquiera soñé;

lo que ahora veo que debería haber hecho,

lo que sólo ahora claramente veo que debería haber sido,

eso es lo que está muerto más allá de todos los Dioses,

eso - que tal vez hoy sea lo mejor de mí - es lo que ni los Dioses hacen vivir...

Si a cierta altura

hubiese vuelto hacia la izquierda en lugar de hacia la derecha;

si en cierto momento

hubiese dicho sí en lugar de no, o no en lugar de sí;

si en cierta conversación

hubiese tenido las frases que sólo ahora, en el entresueño, elaboro,

si todo eso hubiese sido así,

hoy sería otro, y tal vez el universo entero

sería llevado insensiblemente a ser también otro.

Pero no giré hacia el lado irremediablemente perdido,

no giré ni pensé en girar, y sólo ahora me doy cuenta;

pero no dije no o no dije sí, y sólo ahora veo que no lo dije;

pero las frases que me faltaron en ese momento me surgen todas,

claras, inevitables, naturales,

la conversación terminada concluyentemente,

el asunto totalmente resuelto...

pero sólo ahora lo que nunca fue ni será hacia atrás me duele.

En lo que fallé de verdad no tengo esperanza alguna

en ningún sistema metafísico.

Puede ser que a otro mundo pueda llevar lo que soñé,

pero ¿podré llevar a otro mundo lo que me olvidé de soñar?

Esos, los sueños por tener, sí que son el cadáver.

Lo entierro en mi corazón para siempre, para todo el tiempo,

para todos los universos,

en esta noche en que no duermo, y el sosiego me cerca

como una verdad que no comparto,

y allá fuera el claro de luna, como la esperanza que no tengo,

es invisible para mí.

Fernando Pessoa (11-5-1928)

miércoles, 7 de noviembre de 2007



(G. Klimt. Tragedy)








Yo no soy yo.





Soy este


que va a mi lado sin yo verlo;



que, a veces, voy a ver,



y que, a veces, olvido.




El que calla, sereno, cuando hablo,



el que perdona, dulce, cuando odio,



el que pasea por donde no estoy,





el que quedará en pie cuando yo muera.




Juan Ramón Jiménez (Eternidades, 125)

martes, 6 de noviembre de 2007



Soñé la muerte, y era muy sencillo:

una hebra de seda me envolvía y a cada beso tuyo

con una vuelta menos me ceñía.

Y cada beso era un día

y el tiempo que mediaba entre dos besos,

una noche.

Poco a poco fue desenvolviéndose

la hebra fatal:

yo ya no la sostenía

sino por sólo un cabo entre mis dedos...



... cuando de pronto

te pusiste fría

y ya no me besaste...


... y solté el cabo...

... y se me fué la vida.



Leopoldo lugones

lunes, 5 de noviembre de 2007

Señor del Génesis y el viento

Si todo lo que es
es lo que ha sido
y lo que ha sido
lo que volverá a ser,
Señor del Génesis y el viento
te lo devuelvo todo:
el barro y el soplo que me diste.
Húndeme en el ensueño
de la nada infinita.
No me despiertes más.


León Felipe

Todo es: llegar hasta el término y después dar a luz. Dejar completarse cada impresión y cada gérmen de sentimiento absolutamente en sí, en lo oscuro, en lo indecible, en lo inconsciente, en lo inasequible al propio sentimiento, y esperar con profunda humildad y paciencia la hora del nacimiento de una nueva claridad; sólo eso es vivir como un artista: en la comprensión como en la creación. Para ello no hay ninguna medida de tiempo; un año no cuenta, y diez años nada son. Ser artista es: no calcular y no contar; madurar como el árbol que no apura sus savias y que está, confiado, entre las tormentas de primavera, sin la angustia de que no pueda llegar un verano más. Llega, sin embargo. Pero solamente llega para los que tienen paciencia y viven despreocupados y tranquilos, como si ante ellos se extendiera la eternidad. Lo aprendo diariamente; lo aprendo en medio de dolores a los cuales estoy agradecido: paciencia es todo.
Rainer Maria Rilke (Cartas a un jóven poeta)

domingo, 4 de noviembre de 2007


(Caricatura extraída de Exposición de la Actual Poesía Argentina (1922-1927) - http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/Girondo/)


¿Dónde?
¿Me extravié en la fiebre?
¿Detrás de las sonrisas?
¿Entre los alfileres?
¿En la duda?
¿En el rezo?
¿En medio de la herrumbre?
¿Asomado a la angustia,
al engaño,
a lo verde?...
No estaba junto al llanto,
junto a lo despiadado,
por encima del asco,
adherido a la ausencia,
mezclado a la ceniza,
al horror,
al delirio.
No estaba con mi sombra,
no estaba con mis gestos,
más allá de las normas,
más allá del misterio,
en el fondo del sueño,
del eco,
del olvido.
No estaba.
¡Estoy seguro!
No estaba.
Me he perdido.
Oliverio Girondo